¡Libertad! Juan Pablo II libera el corazón de Cuba Parte segunda SEñAL DE FE — Cubanos de muchas comunidades llegaron a ver al Papa Juan Pablo II en su visita a la nacion. (Foto cortesía del Mons. Nelson J. Perez) Por Susan Brinkman Corresponsal del CS&T Traducido por Mercedes Pozo El Papa en Cuba Un momento lleno de tensión ocurrió durante la Misa del Papa en Santiago. Raúl, hermano de Castro, estaba presente cuando la gente osó mostrar la reliquia nacional, una pequeña estatua de Nuestra Señora de La Caridad del Cobre, que fue llevada en procesión encima de una camioneta Toyota gris, a la aclamación frenética de la multitud de un cuarto de millón de personas. El Arzobispo de Santiago, Msgr. Pedro Meurice Estiu dió la bienvenida al Papa en un discurso que incluyó una fuerte critica del régimen de Castro, muchos consideraron que este sería arrestado inmediatamente. El Arzobispo condenó la «ideología de confrontación con el estado impuesta por el Marxismo-Leninismo» por el desgaste de la influencia de la Iglesia en el país que fue setenta por ciento Católico. Dijo que demasiados Cubanos «han confundido patriotismo con un solo partido político» comentario que recibió la aclamación de la gente y un asentimiento del Papa. Msgr. Pérez, quien nació en Miami tan sólo unos pocos meses después de que sus padres huyeron del régimen de Castro en 1960, recuerda muy bien el episodio. «No podía creer que estuviera hablando así. Había sido temerario en su discurso, pero realmente sintetizaba el proceso de lo que estaba pasando en Cuba». El Santo Padre le siguió con un fuerte sermón sobre la libertad religiosa. La expectación continuó creciendo al pasar de los días. Las homilías del Papa estuvieron llenas de esperanza y estimulo para esa gente por tanto tiempo reprimida. Con cada homilía los Cubanos parecían redescubrir sus profundas raíces Cristianas. «Como todos saben, Cuba tiene un alma Cristiana, y ésto le obliga a una vocación universal» les dijo el Santo Padre en una de sus homilías. «Llamada a sobreponerse al aislamiento, ella necesita abrirse al mundo y el mundo necesita acercarse a Cuba y a su gente, a sus hijos e hijas, quienes son ciertamente su más grande tesoro». Quizás el momento más espectacular ocurrió en el mismo día de su despedida. Durante la Misa de despedida en la Plaza de la Revolución que fue concurrida por mas de un millón de gente, incluyendo Castro y casi todos los altos miembros de su gobierno. En un lado de la Plaza estaba un retrato gigante del Che Guevara y en el otro lado, una imagen enorme del Sagrado Corazón de Jesús con la inscripción «Jesucristo en Ti confío». Fue aquí que Juan Pablo hizo su más vigorosa defensa de la libertad religiosa, urgiendo la construcción de un estado ni sagrado ni ateo, sino «uno que permita a cada persona y a cada profesión de fe vivir su fe libremente, a expresar esa fe en el contexto de la vida publica, contando con recursos y oportunidades adecuadas para traer sus beneficios espirituales, morales, y civiles a la vida de la nación» Mientras hablaba era frecuentemente interrumpido por el grito multitudinario de «¡Libertad! ¡Libertad!». Fué un momento electrificante Jorge Fernández,un hombre de negocios de New Hope y feligrés de la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe en Buckingham, estuvo allí, y su vida estaba por cambiar para siempre. Este fué el primer viaje de Fernández a Cuba, desde que su familia dejó la isla en 1961. Una de sus primeras impresiones fué la pobreza desesperante en la que la gente vivía debido al embargo comercial de los Estados Unidos. El obrero Cubano percibía un promedio de $8 al mes; médicos no recibían más de $20 al mes. Tales salarios no permitían conseguir ni siquiera los más elementales víveres, un litro de leche costaba $1, y tenia que ser racionada a niños menores de siete años. Las familias recibían un litro de aceite de cocina al mes. Cuando Fernández oyó al Santo Padre criticar a los Estados Unidos por el embargo, durante la homilía, aquel día sintió en su corazón crecer un fuego por dar ayuda al pueblo de Cuba. «El Santo Padre dijo que Cuba debe abrirse al mundo y el mundo debe abrirse a Cuba» explicó Fernández. Cuando regresó a los Estados Unidos comenzó un nuevo esfuerzo para levantar el embargo. «El Papa Juan Pablo II verdaderamente trajo los vientos del cambio» comentó Fernández. Pero admite que hay mucho que hacer todavía. «El embargo esta siendo levantado lentamente, por pedazos, un poquito a la vez. Hoy, usted puede enviar algunos productos a Cuba: alimentos, medicinas, y productos agrícolas, pero tiene que ser pagado de antemano. Los Cubanos no pueden tener crédito, es una restricción impuesta sólo a Cuba». Una Cuba diferente La nación que Juan Pablo II visitó en 1998 estaba sufriendo tanto espiritual como económicamente, esta es la razón por la que sus palabras y su presencia tuvieron ese tremendo efecto en los millones de personas que fueron a verle. «En cierto modo, la visita del Papa reafirmó la Fe Católica del pueblo de Cuba a pesar de que el gobierno con su poder opresivo ha tratado por todos los medios y por 40 años de cambiar eso» dijo Msgr. Pérez. «Fué la reafirmación de la Fe que se halla en el corazón del pueblo de Cuba. La trajo al centro de la conciencia. Le dió esperanzas al pueblo. Les ayudó a sobreponerse al miedo y, creo que comenzó un proceso de evangelización y conversión profundo en los corazones de la gente». Los bautismos son más numerosos, más gente asiste a la Iglesia, y el número de seminaristas está creciendo. La concesión de Castro de celebrar la Navidad en 1998 continúa. Castro declaró tres días de duelo cuando el Papa murió y permitió al Cardinal Ortega que usara la televisión Cubana para dirigirse a la nación por la segunda vez en 40 años. La primera vez que se le permitió usar los medios de comunicación al Cardienal Ortega, fué el día antes de que el Papa llegara. Los Cubano-Americanos que vieron el viaje histórico del Papa lo recuerdan con júbilo. Mercedes Sala, quien trabaja a medio tiempo en la Oficina del Ministerio Hispano de la Arquidiócesis de Filadelfia, recuerda cuando ella oyó por primera vez del plan del Papa. «Cuando oímos por primera vez la maravillosa noticia, que el Papa Juan Pablo II iba a visitar a Cuba, nosotros, los Cubanos, teníamos grandes expectaciones. Sin embargo la triste realidad de lidiar con Fidel Castro redujo nuestras expectaciones. El Papa Juan Pablo II tuvo bellas palabras para la gente y el gobierno de Cuba, pero esas palabras cayeron en oídos sordos con respecto del gobierno. El Papa no derrocó a Castro, como muchos esperaban, pero ni siquiera la muerte del Santo Padre puede destruir las semillas de esperanza plantadas sólo siete años atrás en los corazones Cubanos». La Asistente de la Directora de la Oficina del Ministerio Hispano, Blanca Herrera, dijo: “Estuve contenta de que el Papa decidiera visitar a Cuba y les dejara saber que no han sido olvidados. Les dió a los Cubanos mayores la oportunidad de recordar cuando fueron un pueblo libre, y a la generación joven entrever un mundo ignorado por ellos. Gracias a la visionaria y apasionada actitud del Papa Juan Pablo II, el pueblo de Cuba tuvo la inolvidable experiencia espiritual que les durará toda la vida». 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